Mi Forma de Servir a la Vida

La Canción Única del Ser.


La llamada interior

Si Vivir es Servir a la Vida—, esta nos lleva al corazón del santuario interior, donde resuena la pregunta más personal:
“¿Cuál es mi forma de servir?”

La mente individual, en su búsqueda de certezas, anhela encontrar un guion, un destino escrito en las estrellas. Busca un “qué”: un título, una misión grandiosa, una etiqueta que defina su propósito.

Esa búsqueda, aunque noble, conduce a menudo a la frustración. El alma espera una revelación atronadora y, al no encontrarla, se juzga a sí misma como un instrumento sin melodía, una vida sin propósito definido.


La sabiduría del corazón

La sabiduría del corazón sabe que el propósito no es un qué que se encuentra, sino un cómo que se encarna. No es un destino al que se llega, sino la cualidad única de la música que emana de nosotros mientras caminamos.

El propósito no se descubre fuera; se escucha dentro. Es la Vocación, del latín vocāre: “la llamada”. Es la canción única del ser.


El camino del servicio

Hay quien sirve a la Vida con la fuerza silenciosa de una raíz durante toda su existencia, y solo al final del camino, esa vida de servicio se destila en una ofrenda final y consciente.

Hay quien, tras setenta años de nutrir el bosque en silencio, descubre que su destino es transmutar esa sabiduría en un mapa para otros peregrinos, en un libro, en un santuario.

Su vocación no fue el destino, sino la culminación del viaje.


 

El diapasón del corazón

Primero, el silencio. Es el arte de acallar el ruido de las expectativas del mundo para poder escuchar tu propia y única vibración. No es un sonido fuerte, sino un pulso sereno, una nota fundamental que siempre ha estado ahí, esperando ser reconocida.

El corazón es el diapasón secreto que te afina con la Vida.


La llave forjada en el fuego secreto

Tu vocación no se te entrega; se forja. Se construye con tus dones, tus pasiones e incluso con tus heridas más profundas.

Tus experiencias son el metal único con el que debes dar forma a la llave que solo tú puedes usar para abrir tu puerta al servicio.

Nada en ti sobra; todo en ti sirve.


La ofrenda única

Finalmente, comprendes que tu servicio a la Vida no es un don genérico, sino la entrega de esa llave, de esa canción.

Tu propósito es ofrecer al mundo no lo que el mundo te pide, sino lo que tú, y solo tú, has venido a dar.

Tu forma de servir a la Vida no es un enigma que debas resolver, sino el poema que solo tú puedes escribir.

Si estás listo para dejar de buscar un guion y empezar a vivir tu poema, la Senda comienza en El Umbral.

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